domingo, 27 de mayo de 2007

Rabadá y Navarro: la cordada imposible


Simón Elías, el Director del Equipo de Jóvenes Alpinistas de la FEDME (Federación Española de Deportes de Montaña y Escalada) ha presentado en la Librería Desnivel su libro Rabadá y Navarro: la cordada imposible, y en está página de Desnivel se puede leer una interesantísima entrevista con Simón Elías.

"Había grandes expertos sobre Alberto y Ernesto, y yo no lo era ni mucho menos. Por eso me envalentoné", comenta Simón.

Leeremos algunas respuesta como estas:
--¿Cómo ha cambiado tu visión de Rabadá y Navarro durante este tiempo que has dedicado a su investigación?
Ha cambiado mucho. He ahondado en los personajes y ya no los veo como aquellos escaladores míticos de los sesenta, los siento muy cercanos. He pasado muchos meses con ellos y de alguna forma nos hemos hecho amigos. He podido compartir sus vías y sus pensamientos y ese estigma heroico se ha disipado un poco.

(...)

--¿Cuál es tu visión de la tragedia del Eiger? ¿fue mala suerte, la cabezonería mañana...?
Es la cabezonería claramente, lo que pasa es que esa cabezonería les había llevado a alcanzar la cumbre en otras ocasiones. En el Mayo Firé les cayó un chaparrón el segundo día y esperaron a secarse para continuar escalando, sin bajarse, permaneciendo en la pared. Tenían un desconocimiento de las técnicas de escalada y de la estrategia, ellos confiaban en su potencia y eso fue lo que les mató. Por cojones vamos para arriba era una regla que les valía en paredes mas cortas del Pirineo, pero no en aquella pared de los Alpes.

(...)

--¿Cuáles son esas contradicciones de Rabadá?
Él era un tipo que siempre quería escalar, quería lo imposible. Lo que era sencillo no le funcionaba, en todos los aspectos de su vida; si tenía una pareja con la que podría tener un buen futuro y la cosa estaba tranquila no la quería; si tenía un trabajo que iba bien no lo quería; si tenía un compañero de escalada con el que encajaba tampoco lo quería. Siempre se esforzaba en encontrar la dificultad, por eso quizá me comparo con él. Cuando las cosas le venían fáciles miraba hacia otro lado. Eso se ha reflejado a lo largo de su vida y sus escaladas, era un luchador nato de lo imposible. Por eso el título del libro, esa cordada nunca iba a funcionar, estaba escrito en la frente como iba a acabar todo, todo orientado hacia el infinito, hacia lo imposible.

Funcionaron durante tres años y luego se mataron. Tal y como ellos se juntaron en la cordada... esa misma pasión que tenían les llevo a la muerte, no podía funcionar porque algo iba a suceder, esa forma de entregarse a la escalada no era normal, no eran como Anglada y Guillamón; Rabadá y Navarro iban como un tiro, sobrellevando todas las dificultades con su cabezonería y su capacidad de sufrimiento, era cuestión del tiempo. Creo que la muerte llegó cuando Ernesto se dejó contagiar por la enorme pasión de Alberto. Él le había frenado durante esos tres grandes años. En el momento en que los dos apuestan por lo imposible comienza la cuenta atrás. Ya no esta Ernesto para poner el freno, los dos son pura pasión y eso acaba con ellos.

Ya sabéis, la entrevista COMPLETA, ahí, en Desnivel.

1 comentario:

Kepa dijo...

"por cojones..:" eso a más de uno le ha dado un disgusto. Menuda pareja!!!! si no llegan a cascarla en el Eiger estaríamos hablando de una de las mayores gestas de la escalda española.

Saludos